No entender es consecuencia de no oír
Muchos son los que piensan que oyen bien porque sienten las palabras a pesar de que no las entienden.
Dejar de oír es algo a lo que la mayoría de nosotros se va a enfrentar según nos vayamos haciendo mayores.
La pérdida auditiva provocada por la edad, como hemos indicado en otras ocasiones, es algo que forma parte de nuestro proceso de envejecimiento. Esto es lo que denominamos Presbiacusia.
Según nos vamos haciendo mayores nuestros sentidos y cualidades se van resintiendo. El paso de los años no va a perdonar a nuestra fuerza física, nuestra agilidad, nuestra musculatura, etc., pero tampoco a nuestra vista ni a nuestros oídos. Por esta razón hay que entender que si vivimos muchos años debemos intentar mantenernos siempre en las mejores condiciones ya que de ello va a depender nuestra calidad de vida.
La pérdida auditiva llega sin avisar. Poco a poco vamos perdiendo capacidad auditiva, pero como es tan insignificante nos vamos acostumbrando día a día a oír cada vez menos.
La mejor manera de poder actuar es desde la prevención. Y esto se puede hacer si somos conscientes de que hay que evaluarse la audición al menos una vez al año.
Como se ha demostrado que la mayoría de las personas que pierde audición no lo reconoce hasta que es demasiado evidente, desde Fonacústica queremos concienciar en la importancia de las evaluaciones auditivas o audiometrías de control.
En muchas ocasiones la persona que ha perdido sensibilidad auditiva se autoconvence de que escucha bien porque oye a los demás hablar. El problema se da cuando escuchando sonidos no somos capaces de entenderlos. Al igual que una persona que no ve bien tiene dificultades para enfocar los objetos una persona que no oye bien tiene problemas para entender las palabras.
Y actuar desde la prevención solo se puede hacer cuando las personas están concienciadas del beneficio. Y en los casos de pérdida auditiva los beneficios son claros: mantener nuestra calidad de vida
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